Han sido muchos los años que he dedicado al estudio de la desigualdad y, específicamente, a las desigualdades en educación. Por ello, la discusión sobre la meritocracia ha sido una constante. Así que no es de extrañar que me interesara La tiranía del mérito, el libro de Michael Sandel publicado en 2020.
La crítica a la meritocracia no es algo nuevo. En la sociología, este concepto ha tenido un papel central en el análisis de la estratificación y las clases sociales. Desde El sistema social de Talcott Parsons, la mirada de la sociología funcionalista ha entendido la estratificación como un ordenamiento jerárquico de los actores de acuerdo con sus cualidades o su desempeño. Y si bien desde los estudios empíricos de la sociología de la educación se mostrarán amplias críticas a la existencia de una verdadera meritocracia por la persistencia de desigualdades socio-económicas en el logro educativo que se explican tanto por las diferencias de capital cultural (Bourdieu) o la existencia de redes de escolarización diferenciadas (Baudelot y Establet). Desde una perspectiva b asada en el individualismo metodológico, esta diferencia se explica por una evaluación diferencial en las familias de distinta situación económica de los costos y beneficios de mantenerse en el sistema escolar (Boudon, Goldthrope).
Pese a todas estas explicaciones, la meritocracia sigue siendo una meta a alcanzar y la movilidad social se sigue entendiendo como el indicador de mayor igualdad o apertura social e, incluso, de justicia, como en el trabajo de Gordon, Swift y Roberts que intenta conciliar el análisis empírico de la movilidad social con las discusiones de filosofía política sobre la justicia.
Por ello lo relevante, a mi juicio, sobre el trabajo de Sandel es su cuestionamiento frontal de la meritocracia como ideal de justicia. Por una parte, cuestiona la idea de que haya una justificación moral para que las distintas posiciones sociales o las credenciales educativas merezcan retribuciones desiguales, ni siquiera partiendo del concepto de igualdad de oportunidades, que también es cuestionado por Goran Therborn en su libro The killing fields of inequality (una breve explicación en esta reseña).
Me llamó especialmente la atención el capítulo titulado “Grande por bueno. Breve historia moral del mérito”, donde nos encontramos los sociólogos con un panorama sorprendente porque conocemos que en muchas sociedades los sistemas de estratificación están vinculados a creencias religiosas y preferencias valorativas. Es el caso del sistema de castas en la India, por ejemplo. Pero, en nuestro etnocentrismo, la sociología entendió que con la llegada de la economía de mercado, el trabajo asalariado y la prevalencia del estatus adquirido en lugar del adscrito (como en el antiguo régimen), las sociedades “modernas” se basan en la productividad o la eficiencia, no en la religión o los valores.
Sin embargo, este capítulo de Sandel muestra una vinculación directa de la idea de éxito como mérito y la ética protestante que ya describió Weber. Dice:
El orden meritocrático laico actual moraliza el éxito a través de mecanismos que recuerdan a una fe providencial anterior: aunque los triunfadores no deban su poder y su riqueza a la intervención divina – pues prosperan gracias a su esfuerzo y trabajo-, su éxito es reflejo de su superior virtud. (p. 45).
Esta concepción moral del éxito termina legitimando las desigualdades existentes y se traduce en lo que en la literatura comúnmente se llama “the undeserving poor”: si unos son responsables de su éxito, pues entonces los pobres lo son de su fracaso. Y el libro ahonda en cómo esto se traduce en problemas para la solidaridad y es uno de los factores detrás de la actual crisis de la democracia: ese sentimiento de humillación de los grupos que han resultados perdedores en la lógica de la globalización.
Así, en lugar de la lógica tecnocrática que buscaría los mecanismos para garantizar la igualdad de oportunidades y disminuir las barreras para el ascenso social, Sandel propone la revalorización de la dignidad del trabajo y, quizás más revolucionario aún, disminuir la lógica del merecimiento utilizando el azar como criterio para admisión en las universidades de élite en EEUU.
Me gustan los libros que me hacen replantearme lo que pienso, así que les recomiendo que lean a Michael Sandel.
Recomendación:
Si están interesados en la discusión actual sobre la desigualdad, sigan a Branko Milanovic, que ahora también está en Substack con Global inequality and more 3.0.
Nueva publicación:
A comienzos de este mes salió el libro “Nueva mirada sobre Venezuela”, publicado por el Centro Gumilla y la Fundación Friedrich Ebert en Venezuela, quienes me invitaron a participar con un texto sobre la actual situación social. El libro se puede descargar gratuitamente en AB Ediciones, solo tienen que registrarse.