Una nueva avanzada represiva
La represión arrecia en Venezuela y nos toca cerca. ¿Por qué esta huida hacia adelante?
Hoy es el tercer domingo de febrero, así que corresponde ser disciplinada y escribir esta nota para llegar a mis lectores. Les confieso que me resulta difícil pensar qué escribir hoy. La última semana ha sido de sobresaltos y hemos tenido la triste constatación de que la posibilidad de un cambio político por la vía negociada era una ilusión. Los últimos días el gobierno venezolano ha decidido que no le es útil seguir jugando al “policía bueno” y tratar de ganar al menos un poco de credibilidad internacional. Y lo ha hecho porque sabe, sin lugar a dudas, que sin importar cuánto ingreso adicional entre por el relajamiento de las sanciones, el hartazgo de la población es tal que no hay manera de ganar una elección medianamente competitiva, ni que tuvieran el dinero para regalar a cada votante una casa, un carro o una moto. Y, como permanecer en el poder es la única meta, si toca sacar el garrote, se saca sin ningún escrúpulo.
Tres dirigentes de Vente Venezuela, parte del equipo de campaña de María Corina Machado, llevan más de 20 días desaparecidos. No han sido presentados ante ningún tribunal y se desconoce su lugar de reclusión. Ya se cumplió un mes de la detención de Víctor Venegas, dirigente gremial del magisterio, Presidente de Fenatev Barinas. Y hace 9 días fue detenida la defensora Rocío San Miguel, directora de Control Ciudadano.





En este contexto lleno de noticias tan tristes siento que no es buena idea escribir sobre la novela que estoy leyendo, ni comentarles que este año los araguaneyes están floreciendo más temprano o que Bruno, mi nuevo gatito, es hiperactivo y me tiene las piernas marcadas con sus uñas. Todo parece intrascendente.
Todas las detenciones arbitrarias son dolorosas, porque sé de primera mano el viacrucis que va a tener que enfrentar cada familia. En el caso de Rocío, nos hemos encontrado en más de un seminario o movilización por los derechos humanos en el país. No es solo un nombre para mi. Además, me toca de cerca la pregunta si la próxima vez me podría ser yo quien sea señalada por cualquier conspiración que se le ocurra al gobierno utilizar de excusa.
Yo no he querido migrar o, quizás, sería más honesto decir que no he podido irme porque soy demasiado pobre para irme en avión y demasiado sifrina para irme caminando. Aquí al menos tengo un apartamento en el que solo pago los gastos y tras muchas vueltas logramos superar lo más duro de la crisis. Pero ahora empiezo a preguntarme hasta cuándo va a ser posible esta decisión de permanecer.
Hay otras preguntas que son de todos: ¿cómo vamos a hacer para salir de este pantano en el que se ha convertido nuestra escena política? Con una sociedad poco organizada, con partidos políticos, un movimiento sindical y una sociedad civil divididos, ¿de dónde va a salir la fortaleza para resistir una nueva avanzada autoritaria? Esta pregunta me entristece especialmente, porque llevo quizás 10 años escribiendo sobre la necesidad de la organización, más allá de los momentos electorales. Pero todos queremos resultados rápido… y organizar toma su tiempo, además no es sexy para los titulares de prensa o para publicar en Instagram.
Habría que recordar un dicho de las abuelas: “despacio, que estoy apurado”. Porque sin organización estamos desnudos, vulnerables ante el poder cada vez más inescrupuloso.
Como no hay organización o coordinación efectivas, cuando María Corina no pueda inscribirse como candidata, cuando se haya inhabilitado a cualquier otro candidato con posibilidad de ganar (que es cualquiera que no se llame Maduro y que no haya salido en una foto con dirigentes del PSUV en los últimos 3 años), ¿qué vamos a hacer? Si el liderazgo político no tiene ya planificadas sus acciones para ese escenario, más que probable, el resultado será una nueva ola migratoria impulsada por el desaliento. Y, mientras tanto, quedarán aun más debilitadas las organizaciones sociales y políticas; al mismo tiempo, la población estará aun más envejecida.
No quiero terminar con un tono de derrota, porque creo que aun hay tiempo para tomar decisiones, para impulsar redes, para establecer estrategias y prioridades comunes más allá de lo electoral. Aun el control sobre nosotros no es total. Antes de que llegue ese momento tenemos que construir nuestras redes de apoyo frente a la represión, nuestras vías de comunicación alternativas, nuestras estrategias de coordinación y toma de decisiones. Hagámoslo posible, esto no solo depende de un líder. Resistir es una responsabilidad de todos.
PD. Para que este texto no termine tan triste les dejo una foto de los araguaneyes del Parque del Este (este año no florecieron todos juntos).
Noticias para los lectores
No hay publicaciones, entrevistas o reseñas nuevas este mes. Solo me queda recordarles que Mi padre, el Aviador está disponible en Amazon y en Caracas lo pueden comprar en El Buscón, Kalathos, La Sopa de Letras, Librería del Centro Comercial Vizcaya y Alejandría en el Centro Comercial Líder.